La paciencia no es solo un nombre bonito ni el nombre de un pequeño pueblo en Castilla-La Mancha. Es mucho más que eso. La paciencia es, sin duda, uno de los superpoderes que nos puede anclar al presente, en un mundo que parece ir a la velocidad de la luz. Sin embargo, en la sociedad actual, especialmente en las nuevas generaciones, la tolerancia a la frustración ha ido desapareciendo casi por completo. La calma, esa tranquilidad para esperar o para aceptar lo que viene, parece un lujo del pasado.
Hoy en día, lo tenemos todo al alcance de un clic. Literalmente. Y, si vamos más allá, lo tenemos casi al instante. Vivimos inmersos en un mundo que nos proyecta continuamente hacia el futuro. Todo está diseñado para que vayamos deprisa, para que no nos detengamos. La prisa ha tomado el mando de nuestras vidas, y lo peor es que muchas veces ni siquiera somos conscientes de ello. Si lo piensas, con la tecnología actual podríamos satisfacer prácticamente cualquier deseo sin salir de casa y en un tiempo increíblemente corto. ¡Ni siquiera necesitamos movernos!
Miremos hacia atrás por un momento. Yo recuerdo cuando veía las series de mi infancia, como D’Artacan o Willy Fog. Tenía que esperar una semana entera para ver el siguiente capítulo, y eso me enseñó a cultivar la paciencia sin darme cuenta. Esperar se sentía como parte de la experiencia, y esa sensación de anticipación tenía un sabor especial. Hoy, podemos ver una serie completa en un fin de semana, y si por algún motivo el wifi se va por unos minutos, nos ponemos de los nervios. Nos desesperamos si tenemos que esperar más de la cuenta en una fila. Incluso cuando vamos en coche hacia el trabajo, deseamos que existiera una manera de teletransportarnos, ¡para llegar más rápido y evitar cualquier posible retraso!
La paciencia, hoy en día, parece haberse convertido en una especie en extinción. Pero te diré algo: es justo lo que necesitamos para llevar una vida más plena y equilibrada. La paciencia es el arma secreta que nos ayuda a lidiar con la frustración, con la ansiedad que a veces parece tragarnos, y con los momentos difíciles que, inevitablemente, todos atravesamos.
La importancia de cultivar la paciencia
A menudo escuchamos que ser pacientes tiene muchos beneficios, pero ¿por qué es tan importante? En primer lugar, porque la paciencia nos permite aceptar la realidad tal como es, sin resistirnos continuamente a ella. Nos enseña a gestionar mejor nuestras emociones, a reducir el estrés y a entender que no todo puede suceder de inmediato. Nos ayuda a ser más comprensivos, tanto con los demás como con nosotros mismos.
Pero no es fácil, ¿verdad? La paciencia no viene de la nada, no es algo con lo que simplemente se nace. Como cualquier habilidad, se entrena. Es como un músculo que debemos trabajar cada día, poco a poco, siendo conscientes de nuestros impulsos y aprendiendo a controlarlos.
Un error común es confundir la paciencia con la pasividad o la lentitud. No se trata de quedarnos cruzados de brazos esperando que la vida pase, ni de perder el sentido de urgencia para hacer las cosas. Ser paciente no significa ser lento; significa tener la capacidad de mantener la calma mientras actuamos con agilidad y determinación. Es saber que, aunque algo tome su tiempo, estamos avanzando en la dirección correcta.
«Si no te sientes capaz, capacítate»
Este es un mantra que he hecho mío y que me ha servido para desarrollar muchas habilidades, incluida la paciencia. Si crees que no puedes, es momento de capacitarte para poder hacerlo. Y esto aplica a todas las áreas de la vida, desde el ámbito personal hasta el profesional.
Imagina, por un momento, que vas conduciendo por la carretera. Tienes dos opciones: ir siempre por el carril izquierdo, adelantando a todo el mundo, acelerando, con las luces largas puestas, o ir por el carril derecho, sin prisas, disfrutando del paisaje, y solo adelantando cuando realmente lo necesitas. En la vida, muchas personas eligen ir por el carril izquierdo de manera permanente, siempre apresuradas, siempre estresadas. Pero ¿qué tal si decidimos tomar el carril derecho? Es un lugar más tranquilo, donde las prisas no dominan, donde podemos disfrutar del viaje.
Adoptar esta mentalidad puede hacer una gran diferencia en nuestra vida diaria. No se trata de ser más lentos o menos ambiciosos, sino de entender que las cosas valiosas llevan tiempo, que los procesos son necesarios y que apresurarse no siempre nos lleva más lejos.
Paciencia para vivir y para vender
Al final del día, todo lo que escribo sobre la vida y sobre las ventas tiene un propósito: mejorar tu vida y tus resultados. Y en ambos ámbitos, la paciencia juega un papel fundamental. En la vida, la paciencia nos ayuda a disfrutar del momento presente, a no obsesionarnos con lo que vendrá, a ser más empáticos y generosos. En las ventas, la paciencia nos permite entender las necesidades de los clientes, construir relaciones sólidas y, sobre todo, no desesperarnos cuando los resultados no llegan de inmediato.
La paciencia es un superpoder que todos podemos desarrollar. Solo necesitamos tiempo, dedicación y, sobre todo, la disposición para entrenarla día a día. Porque, al final, lo que realmente importa no es solo llegar a la meta, sino disfrutar del viaje